miércoles, 3 de noviembre de 2010

El significado de Baobab




De vez en cuando juego con las imágenes en mi cabeza y, mientras recorro las calles de Madrid, me imagino que me traslado de nuevo al paisaje africano. África es sinónimo de contraste de verdes y amarillos: kilómetros y kilómetros de la extensa y tranquila sabana, superficies pobladas por dormidos maizales, el silencio apacible bajo los plataneros y las acacias y…el dominio de enormes Baobabs, que destacan imperiosos bajo un nítido cielo azul.

Y es que lo de los Baobabs es algo curioso. Hay una historia que cuenta que en tiempos remotos el baobab lucía una belleza sin precedentes y era tan vanidoso que no aceptaba que ningún ave u otro animal ensuciasen sus ramas. En una ocasión un pobre pájaro cansado se posó en su copa para descansar y acicalar su plumaje. El baobab se enfadó y le ordenó que no dejara la suciedad en sus hojas. El árbol al cerciorarse de que el pájaro no acataría la orden, comenzó a agitar sus ramas hasta que el pobre animalito decidió emprender el vuelo antes de salir herido. El baobab, satisfecho, siguió mirando orgulloso hacia el cielo convencido de ser el ejemplar más bello sobre la faz de la Tierra. Sin embargo, no contaba con que el acontecimiento que acababa de ocurrir no era más que una prueba a la que había sido sometido por los dioses. El árbol era egoísta y, por ello, recibió el iracundo castigo de la corte celestial: su hermoso ramaje fue enterrado y ocultado de la vista de sus cohabitantes y fueron expuestas sus raíces aparentando implorar el perdón de los dioses.


De ahí que los europeos en sus primeras expediciones le bautizaran como el “árbol al revés"...Pero más allá de lo impresionante que puede resultar este árbol, lo es mucho más otro tipo de Baobab, tal y como Paula refleja en las siguientes líneas:


"El baobab es un árbol que parece que crece del revés, con las raíces mirando al cielo porque prefiere mirar hacia arriba con la cabeza bien alta y empaparse de la energía del sol, que le hace crecer cada día.

El baobab es imaginación en grado extremo, es ilusión, es alegría, es lo cotidiano del día a día llevado de la mano de una gran familia que convive en armonía con su realidad.

Es ilusión pero no mentira. Es la aceptación de una circunstancia o un pasado no agradable convertido en ilusión por una buena vida. Una vida cargada de valores que derrumbarían a más de uno. Por su sinceridad, por su aplomo, por su falta de egoísmo, por su afán por compartir, por la ilusión de seguir creciendo, por su bondad, por las eternas sonrisas.

El baobab es una carrera de relevos, un dictado en inglés, una tarde de lectura, un circo, es ugali, una obra de teatro, una gymkhana, son pulseras de colores, es el juego de las sillas, una guerra de besos, abrazos de buenas noches, un buen partido de fútbol, es tender la ropa al sol o hacer una tortilla de patata para cuarenta, es un guerrero masai que vigila nuestros sueños, una cabrita cantora y además madrugadora, es ir a por agua al río, es levantarte y que te den los mejores buenos días que jamás hayas oído, es jambo, es habari, es una pequeña mano que se coge de la tuya en un paseo cerca de los bananos… el baobab son cien y hasta mil momentos cotidianos y familiares, extraordinarios por su esencia, simple y pura, repleta de bondad.

Quienes duermen en baobab, son unos chavales que sueñan con ser mejores, con tener un buen futuro. Unos quieren ser abogados, científicos, médicos, maestros, incluso, actores. Otros aún no lo saben porque son aún muy enanos… pero todos… quieren ser algo. Tienen ilusión por vivir a pesar de que hasta ser de la familia del baobab, sus vidas carecían de lo básico: la sensación de tener alguien que se preocupe por uno mismo. Básica y fundamental en el desarrollo de un niño. Tan básico como comer.

Hoy, si te topas con ellos, son chavales que confían en los pasos en los que dan, no cesan en su camino ni temen los tiempos venideros. Son valientes, pequeños hombrecitos y mujercitas, otros no tan pequeños, que saben que ellos mismos pueden. Y porque pueden, quieren. Son personas que ya no temen las noches en vela, ni piensan que mañana quizás, pasará algo terrible. Ahora piensan que mañana tendrán que ir al colegio y aprenderse la lección, que hay que lavarse los dientes tres veces al día y por supuesto, las manos antes de cada comida.

Que te miran a los ojos cuando hablan y... qué miradas. Siempre sinceras, cargadas de fuerza y de significado. Pura energía. Cero egoísmo. Eso son los chavales del baobab.”

5 comentarios:

  1. Hoy he vuelto a soñar con ellos...

    ¡Cómo los echo de menos!

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  2. Son majestusos y a la vez tan humildes, magicos definitivamente!!!

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  3. Buen día, Gracias por ayudarme a fantasear actualmente estoy haciendo un trabajo de investigación sobre los Baobab como puedo referenciar las dos historias que encuentro en su blog.

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  4. Maravillosos, he soñado toda mi vida que vuelo hacia sus copas.

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  5. Todavía no he tenido la suerte de conocerle directamente, de sentarme al pie, como lo hizo mi hijo cuando estuvo en África enseñando sobre el manejo de los recursos ambientales. Considero que es uno de los premios que nuestra Madre tierra regala a quien de manera mística, sin escatimar esfuerzo lleva sus conocimientos. Un saludo desde Costa Rica, América Central.

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